La educación consiste en enseñar, no lo que debemos pensar, sino a pensar.

(Calvin Coolidge 1872-1933 Presidente USA)

miércoles, 14 de mayo de 2014

Artículos



Hola, familia:
Como veo que el blog está un pelín baluto voy a aprovecharlo para insertar en él los artículos que estoy publicando en diferentes medios por si alguien quiere leerlos. Los copiaré (insertando alguna foto) y además pondré el enlace a donde están publicados. 
Este primero aparece en el blog de biblioteca del Centro del Profesorado de Lanzarote y está dirigido al mundo de la enseñanza. Saludos. Diego.  

Anecdotario de viejos tiempos

En esta ocasión voy a dedicar mi artículo a relatar un par de anécdotas que sucedieron al principio de mi vida profesional. Espero que sean más entretenidas que las palizas que tengo por costumbre escribir otras veces, e incluso, para los más jóvenes puede que parezcan algo extrañas al relacionarlas con la situación actual. Las cuento ahora porque si cometí alguna irregularidad administrativa, supongo que, después de más de treinta años, haya prescrito.

Por un error mío me enteré que mi destino era  Guatiza con unos días de retraso. Preocupado, me propuse llamar por teléfono para hablar con el Director, pedirle información y disculpas por la tardanza. Entonces me di cuenta que no sólo no había teléfono en el colegio, sino que en todo el pueblo sólo existía uno y era privado. Pues bien, allí llamé y  me dijeron que mandarían recado al Director para que coincidiéramos otro día. Así fue, le dije que me diera permiso para estar algunos días más, pues me quedaba un examen que hacer para terminar Filosofía y Letras, y hacia mitad de mes llegué al colegio. (¿Verdad que no era la época de los móviles?).

Llegado al pueblo  me fui a casa del Director preocupado por enseñarle los justificantes de mi tardanza. Después de saludarlo, inmediatamente comencé a explicarle el motivo y a mostrárselos. Sin dejarme terminar me dijo:

- Pero muchacho, ¿de qué te preocupas? Mira, ahora están acabando las fiestas del pueblo, dentro de unos días son las de Mala y cuando terminen estas, en octubre, entonces empezaremos el curso. Así es que lo que tienes que hacer es venir a las fiestas, a las verbenas, que seguro que te lo vas a pasar bien y no te preocupes que ya tendremos tiempo de las clases. 

Efectivamente, así fue, y en octubre comenzamos el curso. Por desgracia esto duró poco más y en años sucesivos se fue acortando el inicio hasta llegar a hoy. ¡Hay que ver cómo se van perdiendo las buenas costumbres! 

El no tener teléfono era un problema pero también tenía sus ventajas. Era la excusa perfecta para decir que no nos habíamos enterado de lo que no nos interesaba para no tener que hacerlo. La siguiente anécdota también tiene que ver con este hecho. 

En aquellos  tiempos teníamos nuestras salidas extraescolares llamadas entonces excursiones. Eso sí, no era necesario tenerlas programadas con mucha antelación, contratar guagua ni pedir el permiso a los padres. Eran de decisión rápida, utilizábamos la guagua de San Fernando, y había dos en todo el año cuyo destino era la Caldereta, (que está al lado del pueblo) y la de fin de curso a bañarnos en La Caleta. 

Una tarde los alumnos convencieron al Director para irnos a La Caldereta (al parecer tenían un examen y pocas ganas de hacerlo). ¡Qué casualidad! Aquella tarde se presentó el inspector (creo que Pastora), acompañado de un par de cargos de la Consejería. Viendo el colegio vacío preguntaron a los vecinos que les informaron de dónde estábamos y claro, como no les gustó la idea de hacernos compañía en La Caldereta, dejaron la información a los vecinos y la recomendación de que en otra ocasión avisáramos. Hacia finales de los 80 colocaron el teléfono y ya ven que no siempre el progreso todo lo que trae son ventajas.
Viaje de estudios de 1979

Los viajes de fin de curso ya supondrán que no estaban tan organizados como hoy con sus actividades previstas con monitores, guías etc. Recuerdo el primero que hicimos a Tenerife que con ventorrillos y demás conseguimos para el viaje (algo más de 200 ptas. por alumno en los Santa María) y pagar una pensión de estudiantes de pocas estrellas en La Laguna. Pagado esto, el presupuesto no nos alcanzaba para excursiones, así que se me ocurrió que nos fuéramos al Cabildo de Tenerife y pedir ayuda para las mismas. Nos recibió un señor que nos preguntó que de dónde éramos. Le dijimos que de Guatiza. Como no sabía bien dónde quedaba eso nos preguntó  por el municipio. Entonces le contestamos que de Teguise. Se le iluminó el rostro y empezó a tratarnos muy amablemente. Nos hizo pasar a una sala donde otro nos saludó efusivamente y nos soltó un discurso que, al poco de comenzado, empezamos a temernos que no iba destinado a nosotros, pues, después de los ditirambos a sus ancestros relacionados con La Villa, lo importante era que nos ponía una guagua a nuestra disposición para varias días. Como estaba tan entusiasmado no quisimos interrumpirlo y cuando acabó y le dijimos quiénes éramos cambió su cara. Pero después de lo dicho no se quiso echar atrás y tuvimos guagua gratis toda la semana. Eso sí, compartida con los alumnos del Alfonso Espínola de Teguise que eran los que ya tenían apalabrada esa guagua y con quienes él nos había confundido por ser del mismo municipio.

Compañeros/as, por hoy dejo de contar más anécdotas de abuelo Cebolleta. 
Un saludito para tod@s y ánimo que ya va quedando menos.